Historia PSOE.
Los Orígenes
El 2 de mayo de 1879 el tipógrafo Pablo Iglesias fundó en Madrid el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Francisco Cadavieco, Manuel Vigil Montoto, Ramón Fanjul y Eduardo Varela son los nombres germinales de la historia del socialismo asturiano, en una época parca en resultados.
Pablo Iglesias realizó su primera visita a Asturias el 26 de febrero de 1892. Dos días más tarde intervino en un mitin en el Teatro del Fontán de Oviedo. Iglesias multiplicó sus visitas a Asturias, y en 1891, el número 300 de El Socialista recogía la constitución en Gijón de la primera Agrupación Socialista Local. En 1892 se creaba la de Oviedo, y en 1897, las agrupaciones de Mieres y Sama de Langreo. El 6 de septiembre de 1896 había aparecido en Gijón el primer número de La Aurora Social, órgano oficial de expresión del socialismo asturiano hasta la aparición del diario Avance . En 1898 las autoridades suspenden su publicación, pero un año más tarde, octubre de 1899, reaparece ya en Oviedo.
El 27 de enero de 1901 se celebró, en el Centro Obrero de Oviedo, el Congreso fundacional de la Federación Socialista Asturiana del Partido Socialista Obrero Español (FSA-PSOE), y Manuel Vigil Montoto (Gijón, 1870 - Valencia, 1961) fue elegido presidente del primer Comité Provincial. También fue director del semanario La Aurora Social. A ese congreso asistieron 35 delegados, pertenecientes a 14 agrupaciones, que representaban a 1.867 afiliados, según la versión del propio Vigil Montoto, que parece la más fiable, dada su posición.
Durante los días 28 y 29 de agosto de 1902 se celebró en Gijón el VI Congreso Nacional del PSOE. Un año antes, en septiembre de 1901, Pablo Iglesias había visitado Asturias, recorriendo los concejos de Mieres, Oviedo, Gijón, Llanera, Siero, Pravia, Soto del Barco y Avilés.
Comienza el Siglo XX
En la primera década del siglo XX se crean en distintas agrupaciones las Juventudes Socialistas. En Asturias, el movimiento juvenil se inició en 1904, cuando José María Suárez, su hermano Juan Antonio Suárez, Teodomiro Menéndez y Aurelio Cuartas fundan la Juventud Socialista de Oviedo. En 1914 se constituyó la Federación de Juventudes Socialistas de Asturias, y César González fue nombrado secretario general.
Fechas reseñables para el afianzamiento del socialismo asturiano son también las de la fundación, por parte de Manuel Llaneza, del Sindicato de Obreros Mineros de Asturias, SOMA-UGT, cuyas agrupaciones convivieron en las Casas del Pueblo con las socialistas desde su creación en 1910, y la constitución en 1925 de la Unión General de Trabajadores de Asturias. UGT.
La favorable coyuntura que para el carbón supuso la neutralidad española durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) hizo posible conseguir recursos para financiar la construcción de numerosas casas del pueblo. Entre todas ellas, unas sesenta, destacan algunas por su magnitud y su calidad arquitectónica: Mieres, Sama de Langreo, El Entrego (San Martín del Rey Aurelio), Oviedo. Se pretendía proporcionar a los trabajadores, en palabras de Manuel Llaneza ( El Socialista, 6 de mayo de 1917), "lugares alegres, cómodos, donde no sólo existan nuestras dependencias, sino también organismos de entretenimiento y distracciones cultas, que, a la vez que alegran nuestro vivir, nos aparten del tugurio indecente en que hoy nos embrutecemos".
En Asturias se vivió con especial intensidad la huelga general revolucionaria de agosto de 1917. Convocada por UGT y CNT en toda España, afectó a los principales centros industriales, pero fue un fracaso. Determinante para ello fue la rápida detención del Comité de Huelga, en Madrid, formado por los socialistas Andrés Saborit, Julián Besteiro, Daniel Anguiano y Largo Caballero.
En cuanto al socialismo regional, los síntomas de recuperación se dejan sentir, principalmente, desde las Juventudes, con la incorporación de nombres como José Barreiro, José Mata Castro, César Antuña, Paulino Rodríguez, Manuel Fernández Peón, Rafael Fernández, Luis Roca de Albornoz, Manuel Otero, Joaquín López, e incluso la formación de los primeros grupos femeninos, con Purificación Tomás, Selina Asenjo, Pilar Santaeufemia, Pilar Lada, Esmeralda Maseda.
Suele citarse en esta época por los historiadores, la especial colaboración mantenida por Manuel Llaneza con el dictador Miguel Primo de Rivera, en la estela de Indalecio Prieto, colaboración que se abandonaría con el tiempo, pero que llama mucho la atención dentro de la historia del socialismo asturiano, dado que esta actitud contemporizadora suele citarse cuando se habla del pragmatismo del PSOE asturiano o del SOMA-UGT, columna vertebral de su historia.
Final de la Dictadura de Primo de Rivera
La dimisión de Primo de Rivera, el 28 de enero de 1930, abrió un periodo de once meses dominado por la creciente marejada republicana y la incapacidad del Gobierno para reconducir la situación. En enero de 1931, el Gobierno Berenguer promete convocar elecciones legislativas, a lo que los comiés nacionales del PSOE y de la UGT responden con el acuerdo de defender la abstención. El día 25 de ese mes de enero, el socialismo asturiano conoció la noticia del fallecimiento de Manuel Llaneza: moría pobre en la Casa del Pueblo de Mieres en la que residía con su familia. El entierro, el día 26, fue una impresionante manifestación de duelo.
En las elecciones celebradas aquel año triunfó la conjunción republicano-socialista en los principales municipios, lo que se reflejó en la composición de las corporaciones locales. El 28 de junio se celebraron elecciones a Cortes constituyentes. El PSOE, con 116 diputados, es el partido más fuerte de la Cámara (Julián Besteiro fue elegido su presidente) y principal sostén del Gobierno que, presidido por Manuel Azaña (Alianza Republicana), contaba con tres ministros socialistas: Indalecio Prieto (Obras Públicas), Fernando de los Ríos (Instrucción Pública) y Largo Caballero (Trabajo)
Bienio Reformista
Se inauguraba una etapa, el Bienio Reformista (junio de 1931-noviembre de 1933). El 15 de noviembre de 1931, ve la luz por primera vez el diario Avance. A mediados de 1933, el Gobierno de Azaña había experimentado su primera gran crisis: el 8 de junio, el presidente presenta su dimisión, abriéndose la posibilidad de que, primero Besteiro y después Indalecio Prieto, formaran gobierno, lo que no fue factible. El PSOE siente la presión de sus bases, cada vez más radicalizadas ante la amenaza de la derecha, reorganizada en la CEDA, y las noticias que llegaban desde el exterior: en Alemania, Hitler llega al poder en enero.
Sin el apoyo del PSOE, la caída de Azaña se hizo inevitable y con ello la convocatoria de elecciones generales. A las urnas acudirían por primera vez las mujeres, después de que diputadas como Clara Campoamor lograran en la legislatura clausurada que las Cortes legitimaran el voto femenino, aunque su persistencia feminista fue castigada políticamente, pues al voto femenino se achacó precisamente el fracaso de la izquierda en las elecciones.
La fragmentación de la coalición gubernamental facilitó que la CEDA y el Partido Republicano Radical de Lerroux obtuvieran mayoría parlamentaria. El PSOE conservó sus electores, pero descendió de 116 a 61 diputados. En Asturias, donde la FSA acudió en solitario, fueron elegidos Teodomiro Menéndez, Matilde de la Torre, Amador Fernández y Veneranda Manzano. El socialismo no había logrado frenar a las derechas, que llegaban dispuestas a rectificar la República.
Revolución de 1934
En el PSOE, la izquierda (Largo Caballero) y el centro (Prieto) llegaron a un acuerdo para desencadenar una acción revolucionaria en el caso de que la CEDA y su lider Gil Robles llegaran al gobierno.
En Asturias, la radicalización se observa ya con el nombramiento de Javier Bueno, en julio de 1933, como director de Avance , principal instrumento de concienciación revolucionaria. La presión de la JSA (18.000 afiliados) y del SMA (25.000 cotizantes) determinó que los moderados Juan Antonio Suárez y Teodomiro Menéndez fueran desplazados de la dirección. La Ejecutiva de la FSA, con la asistencia de Rafael Fernández, Belarmino Tomás, Amador Fernández y Juan Pablo García, que no formaban parte de la misma, decidió en enero de 1934 sustituir en la Presidencia a Suárez por Graciano Antuña, proclive a medidas revolucionarias.
Antuña y Bonifacio Martín Cabello, por la UGT, fueron los encargados, el 31 de marzo, de firmar el pacto constitutivo de la Alianza Obrera regional con la CNT. Los mítines unitarios y los choques con las fuerzas de orden se sucedieron. Registros en busca de armas de la Fábrica de la Vega y de las llegadas a Asturias en El Turquesa, detenciones y secuestros del Avance enrarecen la situación. Un ambiente que se caldea con las huelgas del verano, como la que tuvo lugar a comienzos de septiembre para impedir la presencia de Gil Robles en Covadonga.
El día 4 de octubre el presidente de la República, Alcalá Zamora, encarga a Lerroux la formación de un nuevo Gobierno, con tres ministros de la CEDA. La huelga general se inició en la madrugada del día 5 de octubre.
La orden de inicio de la huelga llegó a Asturias a través de Teodomiro Menéndez que, procedente de Madrid, arribaba a la estación de ferrocarril en Oviedo pasadas las diez de la noche del día 4. Inmediatamente se ponía en marcha el plan militar elaborado por los líderes socialistas, encabezados por Ramón González Peña.
El primer paso, dominar las cuencas mineras, fue un éxito, aunque las escuadras formadas, en su mayoría, por jóvenes mineros socialistas tuvieron que vencer la resistencia de los cuarteles de la Guardia Civil de Ciaño y Sama. El segundo era atacar por sorpresa la ciudad de Oviedo. Con retraso, lo que anuló el efecto sorpresa, y una cierta descoordinación llegaron a Oviedo tres columnas: la de Ablaña, dirigida por González Peña; la de los mineros de la cuenca del Nalón coordinados por Pedro Vicente; y la del Caudal dirigida por Arturo Vázquez. El día 6 se inició el asalto y, tras cinco días de combates, los defensores quedaron reducidos a posiciones aisladas: el cuartel, la cárcel, el gobierno civil y la catedral. Los obreros habían logrado ocupar la Fábrica de Explosivos de La Manjoya, la Fábrica de Cañones de Trubia y la de armas de La Vega.
A Asturias, aparte de la columna del general Bosch, atrapada en Vega del Rey, se dirige desde Galicia el general Eduardo López Ochoa: en su aproximación a Oviedo, donde entró el día 11, encabezó sus tropas con prisioneros. Así murió Bonifacio Martín, teniente alcalde de Oviedo. Por el este el general Solchaga; y en un desguarnecido Gijón desembarcaba el coronel Yagüe que, con sus tropas africanas, entraba en Oviedo el día 12.
Al día siguiente el Comité provincial, formado por seis socialistas y tres comunistas, y presidido por Belarmino Tomás, se retiró a Sama para preparar la salida a una lucha que se consideraba perdida. El día 17, Belarmino Tomás se entrevistaba con López Ochoa pactando las condiciones del final de las hostilidades.
El balance fue muy duro: además de destrucciones materiales, se contabilizan cerca de 1.400 muertos y más de 2.000 heridos. La represión posterior (simbolizada en el asesinato del periodista Luis Sirval, la ejecución del sargento Vázquez o las condenas a muerte de Teodomiro Menéndez y González Peña, entre otros) obligó a muchos al destierro. Más de 30.000 prisioneros abarrotaron locales habilitados como cárceles, con el exconvento ovetense de Las Adoratrices.
Las organizaciones socialistas quedaron deshechas: las casas del pueblo cerradas y las agrupaciones y la propia FSA, disueltas. En la clandestinidad, hasta 1935, fue necesario acometer la reconstrucción, algo en lo que, ayudados por Amador Fernández, participan jóvenes menos significados: Luis Roca de Albornoz, Vicente Requena, Secundino Montes, José Lafuente, Alfredo Rodríguez y, especialmente, Jesús de la Vallina, coordinador de La Aurora Social y colaborador en la puesta en marcha de Avance .Estos y otros lograron levantar cuadros políticos y sindicales clandestinos y poner en circulación el periódico La Tarde.
Frente Popular
En Asturias la candidatura frentepopulista se formó con 6 miembros del PSOE, 5 de Izquierda Republicana (IR) y el 2 del PCE, obteniendo el 52,8 por ciento de los votos emitidos. Los diputados socialistas electos fueron Matilde de la Torre, Amador Fernández, Inocencio Burgos, Belarmino Tomás, Mariano Moreno y Graciano Antuña.
Los cinco meses transcurridos desde las elecciones del 16 de febrero hasta el comienzo de la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, se vivieron en medio de una gran tensión. El regreso de los exiliados y la reincorporación a sus puestos de los presos de Octubre, que abandonaron las cárceles el 20 de febrero -sin esperar a que el Gobierno aplicase la amnistía prevista-, potenciaron las organizaciones obreras. Las fuerzas socialistas eran las mayoritarias en la región. Al triunfo en las elecciones generales, se sumó la presencia mayoritaria en numerosos ayuntamientos: Avilés, Gijón, Mieres, Sama. y en Oviedo, en donde Lorenzo López Mulero fue nombrado alcalde.
En ese ambiente prebélico fue especialmente espectacular el desfile de las bien uniformadas JJ.SS. de toda la región ante Largo Caballero, quien acudió, invitado por la Federación Provincial de la JSA , a pronunciar un mitin en la concentración que el 14 de junio tuvo lugar en el Campo de Maniobras (Oviedo).
Golpe de Estado de Franco
El 17 de julio se inició en Marruecos el levantamiento militar que dio lugar a una Guerra Civil. La sublevación de Antonio Aranda Mata en Oviedo dio lugar a una situación en la que la capital del Principado, cercada por las milicias obreras, militarizadas desde octubre de 1936 por Decreto del Gobierno Largo Caballero, se convierte en el principal frente de batalla. En el resto de la región, y salvo en Gijón donde el coronel Antonio Pinilla Barcelón, resistió en el cuartel de Simancas hasta el 21 de agosto de 1936, la rebelión militar prácticamente no existió, dejando a Oviedo sitiado, salvo por el "pasillo" de Grado, sometido a la presión republicana.
En esta coyuntura, la FSA , la UGT y JSA, con Rafael Fernández como secretario general, asumen, como fuerzas hegemónicas regionales, el máximo protagonismo en la organización de la vida económico-social, política y militar.
Belarmino Tomás y el Consejo de Asturias y León
Belarmino Tomás se convierte en presidente de la primera experiencia de Gobierno autonómico, a partir de la formación del Comité de Sama, transformado el 25 de diciembre de 1936 en Consejo Interprovincial de Asturias y León, con sede en Gijón, y, desde el 24 de agosto de 1937, con las tropas franquistas penetrando en Asturias desde Santander, en Consejo Soberano. Socialistas fueron la mayoría de los consejeros, así como los componentes de los consejos municipales o ayuntamientos; Paulino Rodríguez, el comisario general del Ejército del Norte; y hasta Juan Pablo García Álvarez, abogado, presidente del Tribunal Popular de Justicia de Asturias, en funcionamiento desde el 27 de diciembre de 1936.´
Caída del Frente Norte
La noche del 20 al 21 de octubre de 1937 cayó el Frente Norte en Asturias. En el caos reinante, varios miles de civiles y combatientes, precedidos por el Consejo Soberano, que huyó en un remolcador desde el puerto de El Musel, lograron abandonar Asturias por los puertos de Gijón y de Avilés y San Esteban de Pravia.
En breve se puso en marcha la Agrupación de Socialistas Asturianos (ASA) de la que dependía la Agrupación de Socialistas Refugiados de Asturias (ASRA), que intentaba cubrir los problemas específicos de los evacuados. El comité Ejecutivo de ambas agrupaciones, funcionalmente confundidas, con sede en Barcelona, quedó constituido por José Barreiro, figura emergente del socialismo asturiano, como secretario general; Inocencio Burgos como presidente; Belarmino Tomás, vicepresidente; Rogelio Lagar, secretario administrativo; Lorenzo López Mulero, secretario sindical; Ángel de Ávila, secretario juvenil; Purificación Tomás, secretariado femenino; Paulino Rodríguez, secretario de milicias; Manuel Suárez, secretario de actas; y Amador Fernández, vocal.
Exilio en Francia y Méjico
Con la caída de Cataluña, a comienzos de febrero de 1939, miles de españoles pasan la frontera francesa, encontrando el hacinamiento en inhumanos campos de refugiados, la inclusión en brigadas de trabajo o la alternativa de formar parte de los núcleos flotantes (huidos) en las grandes ciudades del sur (Toulouse, Perpignan, Narbona, etc.) y en París. Otros, procedentes en su mayor parte de la zona Centro-Sur, última en caer en manos de las tropas franquistas, vivían en condiciones dramáticas en las colonias francesas del Norte de África (Argelia y Marruecos). Los socialistas exiliados sufrieron, además, las consecuencias del estallido de la II Guerra Mundial y del control de Francia por tropas hitlerianas o por el gobierno de Vichy. Tratar de pasar desapercibido o engrosar el maquis francés fueron las opciones para aquellos que no pudieron ser evacuados a Méjico.
Liberada Francia de la ocupación alemana en agosto de 1944, los socialistas asturianos colaboraron decisivamente en la reorganización del PSOE y de la UGT en sendos Congresos celebrados en Toulouse en septiembre y noviembre. En octubre de 1945, quedó formalmente constituida la Comisión Socialista Asturiana (CSA) que, siempre bajo el control disciplinario del Partido, articulará a la mayor parte de los socialistas exiliados de uno y otro lado del Atlántico hasta su desaparición a comienzos de la transición democrática. En la Asamblea constitutiva que tuvo lugar en Montauban, cerca de Toulouse, fue elegida la primera Comision Ejecutiva, con José Barreiro, César Antuña, Daniel Noval y José Fernández Flórez.
Esta dirección, que apenas varió a lo largo de los años, salvo para cubrir con el ex-guerrillero José Mata la vacante dejada por José Barreiro en 1975, se encargó de impulsar la formación de grupos asturianos y de cumplir distintos objetivos, como la recaudación de fondos para los compañeros que en Asturias mantuvieron en pie las organizaciones socialistas.
Clandestinidad
El 5 de octubre de 1943 se reunían en Oviedo seis dirigentes que, respaldados por los socialistas huidos y los de las colonias, se erigían en Comité Provincial de la FSA. Florentino Zapico -ovetense, llegado al socialismo desde las filas de Izquierda Republicana durante su estancia en la cárcel- presidió la primera Ejecutiva de la reorganizada FSA. Ocupan también posición destacada Bernardino Díaz, Silvino García y Wenceslao Fernández. En poco tiempo se formaron 32 comités repartidos por la provincia, entre ellos el Comité de Monte guerrillero.
En marzo de 1946 la policía detenía a la mayor parte del Comité Provincial de la Federación Socialista. Algunos miembros como Zapico, Bernardino Díaz, Wenceslao Fernández o Silvino García, consiguieron huir a Francia. La zapicada , como fue conocido el golpe policial, desarticuló varios comités locales y fue el comienzo de una serie de acciones que dejaron casi inerte la organización. Después de 1946, y hasta los años 70, los socialistas limitaron deliberadamente sus ambiciones a la creación de cuadros organizados sólo en algunas regiones, entre ellas Asturias. A la estrategia de retraimiento no fueron ajenas las organizaciones socialistas asturianas. Después de los golpes de 1946, FSA y SOMA-UGT -unidos hasta el final del franquismo- pasan a ser coordinadas, desde Gijón, por José Manuel Alonso Paniceres, hasta su caída el 1º de Mayo de 1947.
Los hombres del Comité de monte asumieron en junio la total responsabilidad del partido, y de la UGT, en Asturias, constituyéndose una Comisión Ejecutiva formada por José Mata, Tamayo, como presidente; Manuel Fernández Peón, Flórez, como vicepresidente; Arístides Llaneza Jove, como secretario; y Manuel Fernández Casas, Lele, como tesorero. Esta ejecutiva se mantuvo hasta poco antes de la huída de los guerrilleros socialistas al exilio por el puerto de Luanco, el 23 de octubre de 1948, en una operación coordinada por Indalecio Prieto. El Plan Prieto para la solución del problema español, chocaba con la persistencia en el interior de la lucha armada. Esto y el incremento de las acciones represivas, entre ellas los terribles sucesos del Pozu Funeres (1948), contra quienes supuestamente colaboraban con la guerrilla, determinaron la partida para Francia de los hombres del monte socialistas. El martes 25 de octubre eran recibidos en San Juan de Luz por el propio Prieto, quien contó con el apoyo de Amador Fernández y de la Ejecutiva de la CSA, representada en el acto por su presidente, José Fernández Flórez, padre de José Fernández Peón (comandante Flórez ).
El año 1958 marcó un hito en la historia del socialismo nacional y regional: la gran redada policial del mes de noviembre desarticuló gran parte de la organización que trabajosamente se había creado. El acontecimiento se puede considerar como la consecuencia última de un proceso abierto con la irrupción en el socialismo nacional del vasco Antonio Amat Maiz Guridi, que desde mediados de la década trató de vencer la atonía de las organizaciones del interior, cambiando la estrategia de retraimiento y moderación, auspiciada por las ejecutivas de la UGT y del PSOE instaladas en Toulouse. Ejecutivas cuyos secretarios generales eran Pascual Tomás y Rodolfo Llopis, respectivamente, y de las que formaba parte José Barreiro como vocal en la de la UGT desde 1946 y como vicesecretario en la del PSOE desde 1950.
La renovación planteada por Amat Maiz pedía devolver al interior la capacidad de decisión, perdida a favor de Toulouse después de la desaparición de Tomás Centeno el año 1953.
El riesgo del peculiar activismo de Amat era grande y, según muchos temían, aunque admirasen su valor y decisión, condujo a su detención en noviembre de 1958 y, detrás de él, casi un centenar de militantes socialistas de toda España. En Asturias cayeron todos los que llevaban la Federación Socialista, salvo Rufino Montes que logró huir a Francia.
Incorporación de nuevos militantes a la clandestinidad
El cambio de actitudes en la FSA había comenzado tras el desmantelamiento del último Comité Provincial clásico, en noviembre de 1958. Al Comité y a la actividad clandestina llegaron jóvenes como Herminio Álvarez, los hermanos Marcelo García y Arcadio García, de San Martín del Rey Aurelio, y Pedro y Paulino León, de Mieres, Avelino Pérez, José Castro, Prudencio Magdalena, Pablo García, Emilio Barbón...
El cambio en las relaciones entre interior y exilio y la poca experiencia y excesiva fogosidad de los jóvenes dirigentes, inmersos en una sociedad cuya conflictividad se dispara tras las huelgas mineras del 62 y 63, motivó una verdadera crisis en la FSA, que vivió una década convulsa, con disensiones internas y caídas que dificultaron su crecimiento.
La tendencia se rompe con la presencia en Asturias de Agustín González (Otilio ), llegado desde Bruselas en 1968. Nacido, en 1929, en la Hueria de Carrocera (San Martín del Rey Aurelio), fue minero desde muy joven e ingresó en 1950 en el PSOE. Cinco años después, como consecuencia de la represión, emprendió el exilio, encontrando acomodo en las minas de Charleroi (Bélgica). El nuevo Comité Provincial, surgido de una reunión en Mieres con presencia de delegaciones de Gijón, Laviana y Sama y presidido por Joaquín López, sería el encargado de cerrar la crisis en la que se venía debatiendo la FSA e iniciar su relanzamiento dentro del movimiento renovador del socialismo español, iniciado en 1970 y culminado en el Congreso del PSOE celebrado en Suresnes (Francia) en octubre de 1974.
Jesús Zapico, minero de Aller residente en Gijón, recibe el encargo de Agustín González de trasladarse a Oviedo para revitalizar la organización. El embrión orgánico sigue creciendo, aunque con suma prudencia a la hora de captar militantes. González y Marcelo García harán una labor similar en Gijón y Avilés. Pablo García será, a su vez, el artífice del importante grupo de Barredos. Serán sobre todo jóvenes, estudiantes en su mayoría, los que tendrán un papel destacado en el socialismo asturiano desde los años finales del franquismo.
Suresnes
La primera gran batalla de esta época se libró en el XI Congreso del PSOE en el exilio, celebrado en Toulouse, entre los días 13 y 15 de mayo de 1970. La delegación sevillana encabezada por Felipe González, previo acuerdo con asturianos y vascos, planteó y consiguió la formación de una dirección mixta integrada por representantes del exilio y del interior, aunque éstos seguían siendo minoritarios. Esa situación quedó superada en el XII Congreso (13 al 15 de agosto de 1972), estableciendo una dirección colegiada integrada en su mayor parte por cuadros del interior. El cambio culminó en el Congreso de Suresnes (11 al 13 de octubre de 1974), cuando la totalidad de la Ejecutiva del PSOE, con Felipe González como primer secretario, pasó al interior.
Muerte de Franco
La muerte de Franco en 1975 abre la difícil tarea de la transición hacia la democracia. Se celebra la Asamblea Regional de las Juventudes Socialistas de Asturias convocada en septiembre de 1975 en Barredos (Laviana) para elegir a la primera Comisión Ejecutiva desde el final de la Guerra Civil, con Francisco Villaverde como secretario general, cargo que ocupó hasta 1977, cuando se integró en la Ejecutiva nacional. Los jóvenes socialistas asturianos no sólo se confirman como organización autónoma dentro del proyecto socialista, sino que tienden a hegemonizarlo.
En octubre de 1975, aún en la clandestinidad, la Asamblea reunida en la cabaña de Peña Mayor, con presencia de 20 a 25 delegados de toda Asturias, constituye una nueva CE de la FSA, de la que Jesús Sanjurjo, de 20 años de edad, es elegido secretario general, cargo en el que se mantuvo hasta 1988, con excepción del año 1977 y el primer semestre de 1978 en que la responsabilidad fue asumida por el histórico Rafael Fernández que, con su mujer Purificación Tomás, había regresado del exilio en México. De la misma formaban también parte otros miliantes como Ludivina García Arias, Aladino Cordero, Celestino Suárez, Francisco Varela o Agustín Tomé, que rondaban la edad de Sanjurjo.
Además de los incluidos en las comisiones ejecutivas constituidas en Barredos y en Peña Mayor, conviene recordar el papel jugado por el abogado José María Fernández 'Chema' , Juan Luis Rodríguez-Vigil y los estudiantes de la Facultad de Derecho de Oviedo, Álvaro Cuesta, Luis Posada, Jaime Estrada, Carlos Piñeiro, Juan José Montoro y Miguel Fernández; Rubén Begega y Longinos procedentes del grupo de Barredos; los avilesinos encabezados por Faustino García Zapico; José Angel Fernández Villa que como Nelly Fernández y Manuel Ponga llegaron al PSOE a través del Fondo Unitario de Solidaridad Obrera de Asturias (FUSOA)...
Ese grupo hizo que, desde 1976, el socialismo recobrara su protagonismo en Asturias, liderando la Plataforma de Convergencia Democrática, desde julio de 1975, y, después, formando parte de Coordinación Democrática, constituida en Asturias en junio de 1976. En medio de la tensión reinante, viejos y nuevos partidos preparaban las elecciones generales, las primeras de la transición, a celebrar el 15 de junio de 1977. El 1 de mayo la FSA celebró un mitin en el Palacio de los Deportes de Oviedo. Los actos propagandísticos culminaron con un gran mitin de Felipe González en el estadio de El Molinón de Gijón. El PSOE triunfó en Asturias obteniendo 5.269 votos más que la Unión de Centro Democrático (UCD) (31,81% y 30,9 % respectivamente, sobre el total de votos válidos). Fueron elegidos diputados: Luis Gómez Llorente, Honorio Díaz, José Manuel Palacios y Emilio Barbón. Por otra parte, la candidatura Por un Senado Democrático , formada por Rafael Fernández (PSOE), Atanasio Corte Zapico (ID) y Wenceslao Roces (PCE), obtuvo un triunfo aplastante. El PSOE ganó las elecciones en los concejos de la zona central, industrial y minera.
Rafael Fernández presidente del Consejo Regional
En 1977 Rafael Fernández, secretario general de la FSA-PSOE hasta el 10 de junio de 1978, había asumido la presidencia del Consejo Regional. Asturias no dispuso de las primeras transferencias hasta abril de 1980.
En 1978, unos 140 militantes procedentes del Partido Socialista Popular (PSP) de Tierno Galván, entre los que estaban Xuan Xosé Sánchez Vicente, Paz Fernández-Felgueroso y Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos, se incorporaron a la FSA-PSOE.
La FSA sufrió en 1979, al igual que el resto del socialismo español, una sacudida ideológica, desencadenada por Felipe González, en el XXVIII Congreso, al proponer el abandono del marxismo. La delegación de la FSA tuvo gran protagonismo. Fue la moción asturiana la esgrimida por el madrileño Francisco Bustelo como alternativa a la sevillana. En la misma se fijaba "el carácter de partido de clase, de masas, marxista, democrático y federal" del PSOE.
El intento de Sevilla de enmendar la ponencia asturiana fue derrotado con el voto del 62% de los delegados, provocando la dimisión de Felipe González. Se cuestionaban los principios, pero no al líder que, junto a Alfonso Guerra, acabó saliendo reforzado de la crisis tras el subsiguiente Congreso Federal Extraordinario (Madrid 27 y 28 de septiembre). La nueva dirección, con Ramón Rubial como presidente, Felipe González como secretario general y Alfonso Guerra como vicesecretario -y en la que la FSA estaba representada por José Ángel Fernández Villa como vocal-, tenía en sus manos un partido casi de nueva planta.
El XXI Congreso de la FSA se encargó de adaptar a la realidad regional los acuerdos del Federal y eligió la siguiente Comisión Ejecutiva: secretario general: Jesús Sanjurjo, secretario de Política Sindical: Celestino Suárez, Angel Balbuena fue elegido secretario de Organización de forma interina hasta febrero de 1980, en que fue nombrado, en reunión del Comité Regional, Carlos Alberto Fernández. Secretario de Formación: Ovidio Villa. Secretario de Prensa: Cándido García Riesgo. Secretario de Política Municipal: Faustino González Alcalde. Secretario de Política Sectorial: José Mª Suárez. Secretario de Propaganda: José Manuel Cachero. Secretario de Cultura: Jorge Fernández León. Secretario de Estudios: Luis Martínez Noval. Vocales: José Manuel Fernández 'Lito' (secretario General de la UGT de Asturias), Honorio Díaz de UCA, José Ángel Fernández Villa (secretario general del SOMA desde 1978), Wenceslao López, Julio César de Langreo, José Manuel Montes, Eduardo Lafuente (secretario general del Metal de la UGT de Asturias) y Antonio Campillo. La dirección política fue refrendada en el Congreso Extraordinario que tuvo lugar en Mieres (octubre de 1981), previo al XXIX Federal y en el XXII Congreso (Oviedo, 15 al 17 de enero de 1982), del que salió una Ejecutiva con Sanjurjo de nuevo al frente de la Secretaría General y en la que Luis Martínez Noval asume la Vicesecretaría General de nueva creación.
Discrepancias
Las discrepancias se manifestaron de nuevo en el Congreso Extraordinario (25 y 26 de abril de 1997), previo al XXXIV Congreso Federal (Madrid, 20 al 22 de junio). Por lo demás, los 25 delegados de la FSA se encontraron, como los que formaban las demás delegaciones, con la sorpresa de la renuncia de Felipe González a presentar su candidatura a la reelección como secretario general, arrastrando con su decisión la renuncia también del vicesecretario, Alfonso Guerra. Se trataba de facilitar la solución a los conflictos internos, tarea de la que se debería encargar el nuevo secretario general, Joaquín Almunia. Con Joaquín Almunia como secretario general del PSOE, el XXVII Congreso de la FSA (Oviedo, 4 al 6 de julio de 1995)eligió una Ejecutiva que quedó constituida por: Rafael Fernández como presidente, de secretario General Luis Martínez Noval y como vicesecretario General Celestino Suárez organización Fernando Lastra, Administración José Luis Fernández, Secretario de Política Institucional Valentín Ruiz, Movimientos Sociales Carlos Rojo, Política Industrial José Vega, fallecido el mes de febrero de 1999 y sustituido por Valentín Prieto, Economía y Estudios Javier Fernández, Educación y Cultura José Luis Montes, formación María Luisa Peretó, participación de la Mujer Begoña Fernández y Relación con lo Medios Mariví Monteserin.
José Luis Rodríguez Zapatero, aunque por estrecho margen (414 votos frente a 405 de José Bono), fue refrendado con el apoyo aplastante del Congreso al nuevo secretario general y a su Comisión Ejecutiva. Asturias jugó ahí un importante papel, por la relación que con él mantenían Antonio Masip y Álvaro Cuesta, y por el papel jugado por la delegación asturiana que en principio llevaba su voto comprometido con Matilde Fernández
En ese mismo plano hay que situar el resultado del XXVIII Congreso de la FSA (Oviedo, 4 y 5 de noviembre de 2000). Precedido de la que puede ser calificada como la última gran confrontación entre unos y otros, el Congreso optó por Javier Fernández, consejero de Industria del Gobierno Regional, como secretario general (215 votos), frente a Álvaro Álvarez (194 votos), secretario general de la Agrupación de Avilés. La CE de la FSA quedó compuesta de la siguiente forma: Presidente Rafael Fernández, secretario general Javier Fernández, secretario de Organización Benjamín Gutiérrez, secretario de Administración: José Luis Fernández, secretario de Asuntos Europeos y Rural Francisco González, secretario de Política Municipal Fernando Lastra, secretario de Economía e Industria Manuel Alfredo Pérez Menéndez, secretaria de Comunicación Ana Rosa Migoya, secretario de Educación y Cultura José Luis Montes, secretaria de Igualdad Begoña Serrrano y secretaria de Políticas Sociales Marta Gutiérrez
Hegemonía socialista
LaPresidencia de la Comunidad Autónoma, fue ocupada sucesivamente por Rafael Fernández Álvarez (1978-1983), Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos (1983-1991), Juan Luis Rodríguez-Vigil (1991-1993) y Antonio Trevín Lombán (1993-1995). Entre el 95 y el 99, con la presidencia de Sergio Marqués, la FSA-PSOE perdió el gobierno de Asturias durante un único cuatrienio. El 46% de los sufragios conseguidos en las elecciones de 1999, significó para la FSA la recuperación de la mayoría absoluta en la Junta General del Principado, que no tenía desde 1987, y, por consiguiente, el control de nuevo del Gobierno Regional presidido, en este caso, por Vicente Álvarez Areces.
La mayoría socialista en el Parlamento Regional determinó que la presidencia del mismo recayese en: Eugenio Carbajal Martínez (Legislatura Provisional y Tercera Legislatura), Juan Ramón Zapico García (Primera Legislatura), Faustino González Alcalde (Cuarta Legislatura) y María Jesús Álvarez González (Quinta y sexta legislatura).
Incluso en las peores circunstancias, el PSOE es en Asturias el poder municipal incuestionable desde 1979. El predominio del socialismo asturiano en esta importante parcela de poder sólo se ha visto inquietado por el triunfo del PP en Oviedo en 1991, por mayoría simple, convertida en mayoría absoluta en las elecciones siguientes, y por la pérdida circunstancial de alcaldías emblemáticas como Avilés, Pravia, Langreo o Siero.
Comportamiento parejo al de elecciones autonómicas y municipales se observa en las elecciones europeas y generales. En unas y en otras la evolución del voto socialista en Asturias sigue una tendencia próxima a la del conjunto del Estado. El momento de inflexión que parece decisivo tuvo lugar en el año 1989, precipitándose en las elecciones generales del año 2000. Cuatro años más tarde se invirtió la tendencia.
Situación actual
En la actualidad el Partido Socialista en Asturias se encuentra controlado cada vez con más claridad por Javier Fernández, su secretario general. Con una magnífica relación con Zapatero, Fernández se ha situado como número dos en la lista a la Junta General del Principado, rompiendo la tradición establecida por Luis Martínez Noval, que mantenía a los secretarios generales alejados de la vida regional y dedicados a la política madrileña. Estos cambios han llevado a numerosos observadores valorar que Fernández está llamado a suceder a Vicente Álvarez Areces como número uno en la política institucional de este partido
sábado, 14 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario